Las imágenes de la rueda de prensa que ofrecía Carlos Ghosn en Beirut, el pasado 8 de enero, hablan por sí solas del expresidente de Renault-Nissan, de sus excesos y su arrogancia. Carlos Ghosn volvía a encontrarse en su propio mundo. Una vez más, era el gran jefe atípico, ahora rodeado de un aura heroica desde su huida de Tokio el 31 de diciembre. Una especie de estrella del rock industrial.
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