En Grande-Synthe, cerca de Dunkerque, al norte de Francia, el Estado se opone al nuevo campamento de refugiados construido por Médicos Sin Fronteras, con el respaldo del alcalde ecologista de la ciudad, Damien Carême. El pasado 7 de marzo, cuando 900 migrantes salían del lodazal, prestos a instalarse en las 375 cabañas de madera puestas a su disposición, el prefecto Jean-François Cordet, enviaba un requerimiento al alcalde en el que le instaba a proteger este enclave, situado entre la autovía y la vía del ferrocarril. El regidor corre el riesgo de ser considerado penalmente responsable de cuanto suceda en el campamento.
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