El primer ministro francés parece empeñado en el autoritarismo como estrategia política. Manuel Valls quiere abrir un debate en el seno de PS para acabar con la « izquierda del pasado » y se plantea eliminar incluso del nombre del partido su esencia : socialista.
¡Y ahora la purga ! Hete aquí que nuestros paladines del social-liberalismo (¿ sigue siendo social ?), en el Gobierno desde el nombramiento de Manuel Valls como primer ministro, han hecho suyo el viejo principio leninista : El partido se refuerza depurándose. Mano dura con las voces discordantes. La destitución, en el mes de agosto, de Arnaud Montebourg (exministro de Economia e Industria), Aurélie Filippetti (exministra de Cultura) y de Benoît Hamon (exministro de Educación) solo ha sido el aperitivo. Es el momento de abrir un proceso para expulsar del Partido Socialista tanto a los bocazas (léase, Gérard Filoche) como a las voces disidentes y críticas de estos exministros que se niegan a permanecer callados.