Exultante, como en los viejos tiempos, que dirían sus incondicionales. « Hay el mismo ambientazo que en 2007 [año en que fue elegido presidente] », se entusiasma una persona de su entorno, el senador de París Pierre Charon. Nicolas Sarkozy está convencido de que el pasado 29 de marzo obtuvo una victoria decisiva. Nadie puede negar la victoria de la derecha, que se ha impuesto cómodamente en la segunda vuelta de las elecciones departamentales celebradas el pasado domingo. Claro que, ante todo, se trata de una victoria personal, que valida su estrategia de « reconquista », que se sustenta en dos pilares: la alianza con los centristas de la UDI y un discurso « sin complejos », dirigido a seducir al electorado de extrema derecha.
La derecha es, sin lugar a dudas, la gran vencedora de estos comicios, ya que ha logrado recuperar 28 departamentos que estaban en manos de la izquierda; la UMP y sus aliados de centro presidirán entre 65 y 69 consejos departamentales, entre los que se encuentran varios de sus feudos históricos. « Nuestra familia política nunca había ganado tantos departamentos », se congratulaba el líder de la oposición, que interpreta los resultados electorales en términos de « indiscutible desafección » de las políticas de « la mentira, de la negación y de la impotencia » del Ejecutivo [socialista], aunque no precisa que los consejeros departamentales –excantonales– se renovaban todos por vez primera este año.
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