« ¿Viaja por negocios? ¿Petróleo o coches? ». El taxista que conduce a un occidental al aeropuerto Jomeini no concibe que se puede viajar a Teherán por otro motivo que no sea el laboral.

Igual de molesto se muestra Masoud, que dirige una asociación que vela por los derechos de los niños en la empobrecida zona sur de la capital. « Ese optimismo del establishment resulta indecente. Los occidentales se felicitan por haber taponado los reactores con cemento. Las desigualdades sociales, ¿también van a rellenarlas de cemento? El mundo está obsesionado con el asunto nuclear iraní, pero les importa un rábano que en nuestro país existan más de 20 millones de analfabetos y 11 millones de personas en situación marginal que viven en chabolas o en viviendas precarias ».

Amir, un economista que ha pasado más de cinco años en prisión por oponerse al régimen, considera que « próximamente se verán los resultados en algunos sectores, como el del petróleo, el sector del automóvil, el del gas, aunque no antes de dos o tres años ». « No estoy seguro de que esto vaya a cambiar mucho la vida diaria de la gente. Salvo para aquéllos que encuentren un empleo ».
La tasa de desempleo, que oficialmente es del 19%, en realidad ronda al menos el 30%. Además, el ministro de Trabajo, Ali Rabiei, reconoció en marzo de 2015 que siete millones de trabajadores iraníes en realidad sólo tenían « pseudo-empleos ». Las mujeres han sido las variables de ajuste de los cierres de fábricas vinculadas a las sanciones, a falta de alternativas o de oportunidades. Por tanto, la reapertura del mercado del trabajo debería beneficiarlas a ellas en primer lugar, lo que explica en parte la oposición de los conservadores al acuerdo nuclear, ya que prefieren ver a las mujeres en casa.
Aunque los bancos pueden de nuevo realizar intercambios monetarios internacionales, ya que el sistema SWIFT está nuevamente en funcionamiento desde principios del mes de febrero; aunque Irán cuente con recuperar pronto casi 50.000 millones bloqueados en cuentas en el extranjero; aunque las exportaciones de petróleo a Europa se retomasen en mediados de febrero, de lo que se trata fundamentalmente es de « cerrar el paréntesis Ahmadineyad, más que de un cambio económico », en opinión del investigador Clément Therme. « Va a ser necesario que pase un tiempo para volver a la situación de los años 90, cuando Europa era el primer socio de Irán ».
Las infraestructuras se han visto afectadas, tanto en el sector de los transportes como de la industria. En 2013, en la Red se ironizaba con el hundimiento, en el Golfo Pérsico, de una plataforma de gas que pertenecía, como buena parte de la economía iraní, al poderoso cuerpo de los Guardianes de la Revolución.
Irán, ¿podrá modernizar sus infraestructuras al precio históricamente bajo al que se vende el barril, mantener el anuncio de aumentar su producción de 200.000 barriles al día en los próximos seis meses, evitando con ello la monodependencia de los hidrocarburos (posee las segundas reservas de gas y las cuartas de petróleo del mundo)?
Pierre Fabiani, representante de la empresa Total en Irán entre los años 2004 y 2008, aseguraba recientemente en una conferencia, que el país « sin lugar a dudas, puede producir muy por debajo de los 30 dólares el barril, excepto quizás en algunos pozos. Hay que recordar que no hace tanto tiempo, en febrero de 1999, ¡el barril estaba a 10 dólares! ». Sin embargo, confesaba que sabía « tras haber negociado con la NIOC (National Iranian Oil Company), que no es fácil. ¡Pasamos cuatro años con las cláusulas de un contrato que ya se había firmado! ». Todo el mundo mira con lupa los nuevos modelos de contratos petrolíferos (Iranian Petroleum Contract, IPC), que todavía no se han ratificado. Los mismos que deben guiar las relaciones entre Irán y las empresas extranjeras, y que los conservadores juzgan que otorgan demasiadas prerrogativas a estas últimas.
También se percibe la inquietud en el codicilo del acuerdo sobre lo nuclear de julio pasado, que prevé que se fijen nuevas sanciones si Irán retoma su programa nuclear. « Es lo que se llama snapback. Y supone un freno a la inversión extranjera. La probabilidad de que Irán dé un paso en falso en la cuestión nuclear es pequeña, pero si bien la probabilidad es pequeña, el riesgo es muy importante porque las consecuencias serían enormes. No se me ocurre cómo el risk manager de una empresa va a decantarse por invertir en un contexto semejante ». Pese a que Rohani espera que Irán reciba anualmente 50.000 millones de dólares de capitales extranjeros...
Además, no sólo a mediados de enero no se levantaron todas las sanciones; se mantienen varias de ellas, concretamente por parte de Estados Unidos (lo que puede hacer dudar a las empresas europeas que se acuerdan de la multa impuesta a BNP por infringirlas). También hay desconfianza por parte de Irán, aunque en las últimas elecciones los conservadores obtuvieron peores resultados.
Lotfallah Foroozandeh –antiguo asesor de Mahmud Ahmadineyad, hombre de negocios, accionista del club de fútbol Persépolis, candidato conservador en las elecciones legislativas y fiel reflejo de esa mezcla de política y de negocios que ha hecho furor esta última década– defiende que « Rohani da demasiada confianza a los occidentales. Se nos criticó durante el tiempo que duraron las negociaciones sobre la cuestión nuclear. Estoy a favor de las inversiones extranjeras, pero siempre que se respeten nuestras normas y nuestra cultura ».
Mohammed Tabatabai, que dirige el departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad Allamed Tabatabai, situada en el extremo occidental de Teherán, apunta que « Occidente ha paralizado algunas sanciones, pero mantiene otras vigentes e incluso ¡ha impuesto otras nuevas! Estoy a favor de la apertura económica. Y los principalistas [denominación que se dan a sí mismos los conservadores en Irán] han ratificado el acuerdo en el Parlamento. Sin embargo, la animosidad entre Irán y Estados Unidos o Israel no ha terminado. La desconfianza hacia Occidente, que ha querido impedir que nos desarrollemos, sigue viva. De todos modos, los iraníes no tienen miedo a un nuevo embargo. Siempre hemos sabido cómo sortear las sanciones, con la complicidad de las empresas extranjeras si fuese necesario ».
Con independencia de las razones de la desconfianza recíproca existente y la incertidumbre ante las próximas elecciones en EEUU, en lo que respecta a la actitud de la Norteamérica posterior a Obana, con respecto a Irán, el voto de apoyo que el presidente Rohani recibió en las últimas elecciones avala la continuación de sus políticas de apertura diplomática y económica. Una política que hace que las esperanzas y las perspectivas a la vista se vivan de forma muy dispar en la sociedad.