Enviada especial en Jartún (Sudán).- En el ambiente hay una sensación incalificable. Algo entre la euforia, la asfixia y el vértigo. Subidos al gran puente de hierro que domina la entrada del sit-in, centenares de hombres lucen banderas y martillean con piedras la pasarela propagando un ruido ensordecedor a cientos de metros a la redonda.
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