El lunes 13 de junio, el despertar fue especialmente doloroso en Estados Unidos. Se percibían la rabia y el miedo después de la masacre de Orlando que ha causado 49 muertos y 53 heridos. Hartazgo de las matanzas masivas, de la imposible reforma del control de armas de fuego, de los crímenes de odio que se ceban con las minorías, ya sean sexuales, raciales o religiosas.
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DeDe nuestra corresponsal en New York (Estados Unidos).- El lunes 13 de junio, el despertar fue especialmente doloroso en Estados Unidos, un día después del ataque perpetrado en una discoteca gay de Orlando que ha causado 49 muertos y 53 heridos. Se percibían una mezcla de enfado y de miedo, un estado de confusión y de cansancio. Hartazgo por las reiteradas matanzas masivas, por la imposible reforma del control de las armas de fuego, así como por los crímenes de odio que se cometen contra las minorías, ya sean sociales, raciales, religiosas. Beaudau, un joven bailarín neoyorquino de 21 años, que estudia en Florida, se mostraba conmocionado en Facebook: « Tengo miedo; podía haber estado en esa discoteca. Los bares y los clubes como el Pulse se supone que son sitios en los que la comunidad LGTB se siente segura. Son de los pocos sitios donde es posible ir sin miedo, sin avergonzarnos de lo que somos. Olvidarlo todo y divertirnos. El asesino nos ha robado eso. Estamos en el mes del Orgullo, debería sentirme exultante con la idea de poder celebrar los logros que ha conseguido la comunidad. Sin embargo, me asaltan las dudas ».