Se habían generado muchas expectativas con el anuncio del cierre de la investigación del asesinato de Olof Palme. Sin embargo, no han visto satisfechas, cuando menos. El 28 de febrero de 1986, el primer ministro sueco, líder del Partido Socialdemócrata (SAP) desde 1968, fue asesinado a la salida de un cine de Estocolmo. El caso nunca se resolvió; en realidad, tampoco está resuelto ahora. Uno de los sospechosos, el diseñador gráfico Stig Engström, ha sido ciertamente designado como el presunto asesino. Pero veinte años después de su suicidio, el fiscal a cargo del caso no ha presentado ninguna prueba técnica.
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Se habían generado muchas expectativas con el anuncio del cierre de la investigación del asesinato de Olof Palme. Sin embargo, no han visto satisfechas, cuando menos. El 28 de febrero de 1986, el primer ministro sueco, líder del Partido Socialdemócrata (SAP) desde 1968, fue asesinado a la salida de un cine de Estocolmo. El caso nunca se resolvió; en realidad, tampoco está resuelto ahora. Uno de los sospechosos, el diseñador gráfico Stig Engström, ha sido ciertamente designado como el presunto asesino. Pero veinte años después de su suicidio, el fiscal a cargo del caso no ha presentado ninguna prueba técnica.
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