Dos años después de la tragedia de Fukushima, las perspectivas que tiene ante sí la industria nuclear mundial son poco halagüeñas, lastrada por la impopularidad de la energía atómica y por su falta de competitividad económica. Con el cambio de siglo, los representantes de la industria, anunciaban el que había de ser, desde su punto de vista, un «renacimiento nuclear» imparable, dado el crecimiento mundial y la exigencia de reducir las emisiones de carbono.
Dos años después de la tragedia de Fukushima, las perspectivas que tiene ante sí la industria nuclear mundial son poco halagüeñas, lastrada por la impopularidad de la energía atómica y por su falta de competitividad económica. Con el cambio de siglo, los representantes de la industria, anunciaban el que había de ser, desde su punto de vista, un «renacimiento nuclear» imparable, dado el crecimiento mundial y la exigencia de reducir las emisiones de carbono.