Deforestación, pesca, biodiversidad.... desde su elección, el presidente brasileño ha rebajado todos los estándares ambientales y lleva a cabo una verdadera caza de brujas en el interior de la administración. Aquí repasamos en detalle la férrea política antiecológica emprendida por el Gobierno de Jair Bolsonaro.
De nuestro corresponsal en Río de Janeiro (Brasil).- A principios de abril, en el bosque nacional de Jamari, agentes del Ibama (Instituto Brasileño del Medio Ambiente), desembarcaron, armas en mano, para poner fin a la explotación ilegal de madera financiada por productores de la región de Rondônia (noroeste del país). Para evitar que la actividad no se retome cuando se vayan, los funcionarios prendieron fuego a dos camiones y a un tractor, como autoriza la legislación desde 2008. Indignados, los productores empezaron a organizarse para « no dejar que pase eso ». Uno de ellos contactó con el secretario de Medio Ambiente de Rondônia, quien a su vez contactó con el gobernador de Rondônia, miembro del PSL, el partido de Bolsonaro, que alertó al ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles.