De nuestro corresponsal en Río de Janeiro (Brasil).- A principios de abril, en el bosque nacional de Jamari, agentes del Ibama (Instituto Brasileño del Medio Ambiente), desembarcaron, armas en mano, para poner fin a la explotación ilegal de madera financiada por productores de la región de Rondônia (noroeste del país). Para evitar que la actividad no se retome cuando se vayan, los funcionarios prendieron fuego a dos camiones y a un tractor, como autoriza la legislación desde 2008. Indignados, los productores empezaron a organizarse para « no dejar que pase eso ». Uno de ellos contactó con el secretario de Medio Ambiente de Rondônia, quien a su vez contactó con el gobernador de Rondônia, miembro del PSL, el partido de Bolsonaro, que alertó al ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles.
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