El uno no tiene futuro sin el otro y viceversa. El partido israelí de derechas, el Likud, y los palestinos de Hamás vuelven a librar un conflicto armado. En realidad, están juntos, ávidos por sacar un rédito político del ardor guerrero que han desencadenado en la Franja de Gaza. Esta nueva guerra, la cuarta en ocho años, ha vuelto a poner en evidencia una vez más los nuevos ritmos del conflicto árabe-israelí. Aproximadamente cada dos años, hace falta un conflicto, en el que cada una de las partes – derecha israelí y radicales palestinos – se regeneren y recuperen la legitimidad obtenida o perdida durante el periodo precedente.
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