El 14 de marzo, un misil disparado por ejército invasor devastó un edificio residencial, al norte de la capital, matando a tres personas e hiriendo a quince. “No sé por qué estoy vivo”, dice Pavel, que intenta rescatar de las ruinas algunos objetos de su vida anterior.
Liudmila, una jubilada, intenta acordarse de detalles pero el shock sufrido es tal que se le atropellan las palabras y las imágenes. “Era lunes, a las 5 de la madrugada, estábamos durmiendo. De repente, sesenta y dos años de mi vida quedaron reducidos a nada, destruidos”, dice en su pequeña cocina en ruinas. El lunes 14 de marzo fue atacado por el ejército ruso su edificio de ocho plantas y 124 viviendas de la calle Bogatirska nº 20, en una gran barriada residencial llena de bloques de edificios a nueve kilómetros al norte del centro de la capital.