Las derrotas electorales de la izquierda en el poder se acumulan en toda América Latina. ¿Podría ser el final de las experiencias progresistas latinas y el advenimiento de una nueva derecha que arrasa sin escrúpulos? Este escenario solo sería posible si olvidamos la herencia de esta izquierda y su capacidad para resistir y/o renovarse.
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LaLa primera decisión del presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Henry Ramos Allup, inmediatamente después de su nombramiento, fue deshacerse de los retratos de su rival político, Hugo Chávez. Incluso pidió que se descolgarán los cuadros del padre de la independencia, Simón Bolívar, que había encargado el difunto presidente. El mensaje era claro: los diputados de la oposición habrán de ser los encargados de dibujar un país a su imagen y semejanza, apartando de un plumazo un pasado político que gozó de unas cotas de popularidad sin precedentes. Más de cuatro meses después de que la oposición se impusiera por una amplia mayoría, en los comicios legislativos, al presidente socialista Nicolás Maduro, es evidente que el Gobierno está decidido a no dar marcha atrás en nada, incluso se muestra dispuesto a tensar al máximo la frágil cuerda de la democracia.