« Ganar tiempo ». El día después del acuerdo alcanzado el 20 de febrero, este era el principal logro que destacaban los valedores de Syriza, a la hora de defender el texto consensuado en Bruselas: los griegos y su ministro de Finanzas Yanis Varoufakis habían « ganado tiempo », logrado « un balón de oxígeno ». Cuatro meses de respiro, hasta finales de junio, para alejar el fantasma de la quiebra, continuar con las arduas negociaciones y obtener por fin la respuesta a la obsesión del momento: ¿Se pueden llevar a cabo, en el seno de la zona euro, otras políticas que no conlleven « ajustes estructurales », de mayor o menos intensidad?
Los acreedores que conforman la troika (FMI, BCE y Comisión Europea) siguen existiendo. Tan solo han cambiado de nombre dando paso al denominado « grupo de Bruselas ». El escenario de una bancarrota sigue presente, pero Atenas ha obtenido ciertas garantías que le permiten mantener la esperanza. Y, sobre todo, que le permiten aguardar mientras llega la hipotética victoria de otro partido contrario a las políticas de austeridad, Podemos, a finales de 2015, en España, con el fin de verse menos solo en la mesa de negociaciones de Bruselas. « El tiempo apremia », replicó el martes Valdis Dombrovskis, uno de los comisarios europeos al frente de las negociaciones.
La fórmula escogida por los griegos –« ganar tiempo »– no es necesariamente tranquilizadora para el devenir de los acontecimientos. Evoca el título de un virulento ensayo de un sociólogo alemán Wolfgang Streeck, Gekaufte Zeit [El tiempo comprado], que se subtitula La crisis aplazada del capitalismo democrático. « Buying time, ganar tiempo, o lo que es lo mismo posponer un hecho inminente para tener la posibilidad de tratar de impedir que suceda », escribe Streeck.
#FREEMORTAZA
Desde el 7 de enero de 2023 nuestro colega y amigo Mortaza Behboudi se encuentra encarcelado en Afganistán, en las cárceles de los talibanes.
No lo olvidamos y pedimos su liberación.