El pasado domingo 24 de abril, el FPÖ, la extrema derecha austriaca, consiguió el 36% de los votos en la primera vuelta de las elecciones presidenciales, el mejor resultado de su historia. Los dos partidos actualmente en el gobierno están fuera de juego. Una vez más, este resultado confirma que la retórica antiinmigrantes del Ejecutivo despierta a los más reaccionarios.
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SeSe trata de un vuelco sin precedentes. Desde la Segunda Guerra Mundial, el centroizquierda (SPÖ, partido socialdemócrata) y el centroderecha (ÖVP, partido popular) se turnaban en la Presidencia de Austria y gobernaban, casi siempre, gracias a las « grandes coaliciones ». Este domingo, un importante movimiento de rechazo ha barrido a ambos del tablero político: ni uno ni otro concurrirán en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, que se celebran el 22 de mayo. Estas dos formaciones apenas han conseguido sumar el 22% de los votos emitidos en la primera vuelta. En Austria, como en otros países del Viejo Continente, el apoyo a los « partidos tradicionales » pierde peso.