A nadie le interesa una nueva guerra en Gaza, pero eso no significa que no vaya a producirse. Esa es la paradoja que actualmente rige las relaciones entre el Gobierno israelí y Hamás, que controla la Franja de Gaza. Después de tres guerras en diez años (2008, 2012, 2014), la situación es tal que una cuarta contienda parece inevitable, a los ojos de la mayoría de los observadores (analistas, diplomáticos, personal humanitario). A punto estuvo de desencadenarse hace dos semanas, cuando la aviación israelí bombardeó las instalaciones de Hamás, el 20 de julio de 2018, tras el asesinato de un soldado israelí. Sin embargo, la escalada se detuvo de inmediato, lo que pone de manifiesto la renuencia de ambas partes a dar comienzo a un enfrentamiento.
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A nadie le interesa una nueva guerra en Gaza, pero eso no significa que no vaya a producirse. Esa es la paradoja que actualmente rige las relaciones entre el Gobierno israelí y Hamás, que controla la Franja de Gaza. Después de tres guerras en diez años (2008, 2012, 2014), la situación es tal que una cuarta contienda parece inevitable, a los ojos de la mayoría de los observadores (analistas, diplomáticos, personal humanitario). A punto estuvo de desencadenarse hace dos semanas, cuando la aviación israelí bombardeó las instalaciones de Hamás, el 20 de julio de 2018, tras el asesinato de un soldado israelí. Sin embargo, la escalada se detuvo de inmediato, lo que pone de manifiesto la renuencia de ambas partes a dar comienzo a un enfrentamiento.
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