¿Permanecerá el Partido Republicano fiel al expresidente de cara a las elecciones de mitad de mandato de 2022 o a las presidenciales de 2024? ¿Le abandonará? La era post-Trump se perfila agitada para el Partido Republicano.
Durante años, Trump ha vaticinado la « guerra civil » y ha convertido la violencia en su arma política. Al invadir el Capitolio, sus partidarios más fanáticos no hicieron más que llevar a cabo su proyecto.
Los términos se suceden a la hora de definir la toma del Capitolio, el pasado miércoles 6 de enero, por parte de una marabunta de activistas pro-Trump. Mediapart repasa los argumentos de unos y otros, tratando de apreciar su significado y la gravedad de los hechos.
Cuatro años después de su elección, Donald Trump se ha hecho con el control del Partido Republicano, que acaba de celebrar su convención nacional. Poco queda de las voces más moderadas, ahora silenciadas o ausentes.
En Estados Unidos, la aprobación pública de los sindicatos casi alcanza su nivel más alto en cincuenta años. Los trabajadores muestran su descontento por el trato que recibieron en sus lugares de trabajo durante la pandemia.
Ante la presión y la controversia, los líderes de la liga profesional (NFL) han dado un giro de 180 grados. El jugador Colin Kaepernick, considerado un paria desde 2016 por protestar contra la violencia racial y policial poniéndose de rodillas, podría ser rehabilitado.
En la prensa o en las redes sociales, la comunidad negra pide a los blancos que utilicen su posición privilegiada en la sociedad para ayudar a combatir las desigualdades raciales.
El asesinato de George Floyd, un hombre negro de Minneapolis, por la policía, ha desencadenado un movimiento de protesta histórico en Estados Unidos. Más de 140 ciudades se han convertido en el escenario de manifestaciones a veces violentas. La primera potencia mundial, socavada por la desigualdad y la crisis económica, redescubre dramáticamente, en medio de una pandemia, el alcance de sus tensiones sociales y raciales, exacerbadas desde la cúspide del Estado por un presidente incendiario.
La pandemia no sólo es « intratable » en el sentido terapéutico –por el momento la medicina no ha encontrado un tratamiento específico-, sino que es políticamente « intratable » porque pone de manifiesto la impotencia de los Estados ante los grandes desafíos actuales.
En un país donde son asesinadas diez mujeres cada día, el tratamiento informativo de un feminicidio particularmente cruel ha provocado una ola de indignación frente a la inacción de las autoridades mexicanas.
Charlottesville, Pittsburgh, El Paso, etc. Los asesinatos y ataques cometidos por los supremacistas blancos son ahora la principal amenaza para la seguridad en Estados Unidos, según el FBI. Una confesión tardía. Después del 11-S, la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) se negó durante mucho tiempo a autentificar la amenaza.
Al abandonar el acuerdo nuclear iraní, Trump ha querido contentar a sus bases. Aunque su Administración no tiene ningún plan B. Dirigida por Mike Pompeo y John Bolton, está condenada a emplear la misma retórica belicista y las mismas mentiras que justificaron las catastróficas guerras de principios de siglo.
No cerraron los presupuestos a tiempo y, por ello, en Estados como Illinois, Nueva Jersey y Maine, los servicios públicos permanecen cerrados desde el 1 de julio. El rechazo al compromiso y el temor político a tener que rendir cuentas, ante un electorado furioso, provoca situaciones de bloqueo irremediables.
El primer debate presidencial, entre Donald Trump y Hillary Clinton, se desarrolló sin grandes sorpresas el lunes 26 de septiembre. Mientras el candidato republicano fue desgranando uno por uno los asuntos de campaña que más éxitos le han reportado, la aspirante demócrata presentó propuestas serias con la esperanza de seducir a los indecisos.
La campaña de las presidenciales norteamericanas, marcada por la impopularidad de los dos principales candidatos, también pasará a la Historia por el auge de dos pequeñas formaciones que seducen al electorado joven: el Partido de Los Verdes y el Partido Libertario. Sus candidatos suman más del 10% en intención de voto, en detrimento de los demócratas.
Directeur de la publication : Edwy Plenel
Direction éditoriale : Stéphane Alliès et Carine Fouteau
Le journal MEDIAPART est édité par la Société Editrice de Mediapart (SAS).
Durée de la société : quatre-vingt-dix-neuf ans à compter du 24 octobre 2007.
Actionnaires directs et indirects : Société pour l’Indépendance de Mediapart, Fonds pour une Presse Libre, Association pour le droit de savoir
Rédaction et administration : 127 avenue Ledru-Rollin, 75011 Paris
Courriel : contact@mediapart.fr
Téléphone : + 33 (0) 1 44 68 99 08
Propriétaire, éditeur, imprimeur : Société Editrice de Mediapart
Abonnement : pour toute information, question ou conseil, le service abonnés de Mediapart peut être contacté par courriel à l’adresse : serviceabonnement@mediapart.fr ou par courrier à l'adresse : Service abonnés Mediapart, 11 place Charles de Gaulle 86000 Poitiers. Vous pouvez également adresser vos courriers à Société Editrice de Mediapart, 127 avenue Ledru-Rollin, 75011 Paris.