Primero, Renault y PSA Peugeot Citroën. Después, hasta 31 fabricantes de automóviles del mundo entero fueron contactados para ofrecerles el software de facturación abusiva de las piezas de recambio. Las subidas injustificadas de las tarifas, aplicadas por cinco fabricantes, les supusieron beneficios por importe de 2.600 millones de euros en diez años.
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