Un mes después del inicio de las protestas, la rabia se extiende y contagia a gran parte de la población colombiana. La mayoría de los manifestantes proceden de las clases trabajadoras empobrecidas por la pandemia y por décadas de políticas gubernamentales que han dado la espalda a los más vulnerables.
Los disturbios en Colombia y su violenta represión ponen de manifiesto que el modelo neoliberal latinoamericano es un flagrante fracaso y no puede ser una alternativa creíble a las dificultades de las izquierdas locales. Es urgente superar la lógica extractivista.
En los últimos 20 años, el Ejército colombiano ha matado, al menos, a 6.000 civiles para inflar las cifras de su política antiterrorista. Tras la firma de los Acuerdos de Paz en 2016, los testimonios de estas matanzas comienzan a ver la luz, pero los crímenes de Estado continúan.
Tras la tentativa de atentado contra el venezolano Nicolás Maduro y con la llegada al poder del nuevo jefe de Estado colombiano, el conservador Iván Duque, los dos países se enfrentan haciendo uso de la retórica. Una disputa que podría desestabilizar aún más la región.
Treinta testigos llegados de Argentina, Sri Lanka o Francia han desfilado durante dos días en La Haya delante de jueces profesionales, encargados de una misión inédita: juzgar los « crímenes » de Monsanto, el rey de los organismos modificados genéticamente.
Contra todo pronóstico, los colombianos han rechazado, por una corta mayoría, el acuerdo de paz entre las FARC y el gobierno, ideado para poner fin a medio siglo de guerra civil. El expresidente Uribe, que se ha mostrado contrario a las negociaciones, hasta conseguir bloquear el proceso, parece el primer sorprendido con la victoria del no. Mientras, las FARC anuncian su intención de proseguir con la pacificación.
La decisión de Caracas de expulsar a los colombianos ilegales de su territorio ha sumergido a ambos países en una profunda crisis diplomática. Esta ruptura amenaza las conversaciones de paz con la guerrilla y demuestran la falta de eficacia de las organizaciones de cooperación del continente.
Colombia es uno de los país del mundo con mayor número de desplazados internos. Las conversaciones de paz, junto con el programa emprendido por el gobierno colombiano para restituir las tierras, podrían acelerar el proceso y permitir a cientos de ciudadanos volver a sus hogares. Sin embargo, a día de hoy, los resultados son contradictorios.
El crecimiento de la economía, junto con las conversaciones de paz entre el gobierno y las FARC en La Habana, podría conducir a una mejor distribución de la riqueza en Colombia. Sin embargo, este no es el camino tomado por el gobierno, cuya prioridad es atraer a los inversores extranjeros, desarrollar la agroindustria y la explotación minera.
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el Gobierno colombiano han retomado las negociaciones. Se trata de un proceso plagado de obstáculos y de aspiraciones incompatibles. Mientras, la violencia sigue presente.
Gabriel García Márquez era una celebridad inalcanzable, cuya entrevista era un desafío para cualquier periodista. Un reto y un sueño imposible, así que logré el número de teléfono de su casa en la capital mexicana y lo marqué. La sorpresa, y la dicha, fue que aceptó. El lunes a las once de la mañana en la calle Fuego, en el Pedregal de San Ángel. Abrió la cancela su mujer, Mercedes, y él esperaba al fondo del jardín, en su despacho, serio, atildado.
El juez Baltasar Garzón no se olvida de España. Apartado de la carrera judicial por sus propios colegas, continúa incansable la lucha por hacer realidad la justicia universal, que garantice, por ejemplo, la defensa de Julian Assange. Aunque tras su fugaz incursión en política no ha vuelto a ir en las listas de ninguna formación, sigue comprometido con la izquierda. Entrevista publicada en el marco de nuestra colaboración con nuestro socio editorial La Cité, un mensual suizo.
Desde hace casi una década funciona en Colombia una ciudad de mujeres, un espacio construido por ellas en el que rige su ley : la no violencia. Los hombres son bienvenidos, pero siempre bajo las reglas de las mujeres.
En octubre de 2010, el escritor y periodista colombiano Héctor Abad Faciolince pronunció un clarividente discurso en la Casa de América de Madrid sobre la hispanidad en ambos lados del Atlántico. TintaLibre lo publica íntegramente por primera vez en España en su número de octubre, y ahora Mediapart.
El proceso de paz entre el gobierno colombiano y las FARC tiene más posibilidades de éxito que otros anteriores. La situación mundial favorece un acuerdo que termine con el conflicto más antiguo de América latina. Por el escritor y periodista colombiano Héctor Abad Faciolince, para tintaLibre.