En el imponente valle del Isonzo, 500.000 hombres murieron entre 1915 y 1917. Desde entonces, la frontera no ha dejado de moverse: separó Italia del Imperio Austrohúngaro, después de Yugoslavia y finalmente de Eslovenia. Las reivindicaciones de anexión continuaron a lo largo de todo el siglo XX, dejando a las minorías en el lado « equivocado » de la frontera.
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