La reciente polémica sobre el derecho a reunirse exclusivamente entre personas afectadas por la discriminación es el último paso de una ofensiva generalizada contra la autoorganización de los dominados en Francia. Ya sea por su aspecto, sus creencias, su género o su condición. Demostración.
En un país en el que más de la mitad de los trabajadores no tiene un contrato ni cobertura social, la epidemia de coronavirus está actuando como una terrible revelación, exacerbando las desigualdades del país.
A medida que los mercados bursátiles se desploman y la crisis golpea a las empresas, puede plantearse la cuestión de si el coronavirus puede reducir indirectamente, como las grandes pandemias del pasado, las desigualdades. Pero la política tendrá la última palabra.
El lunes 16 de diciembre, en vísperas de la manifestación contra la reforma de las pensiones, un encuentro organizado por diversas organizaciones feministas y sindicales reunió a unas 300 personas en un ambiente de determinación y alegría sobre el tema « mujeres y jubilación » en Francia.
Durante más de 30 años, los sucesivos gobiernos encargados de administrar el país han alimentado el modelo económico neoliberal puesto en marcha durante la dictadura de Augusto Pinochet. Tres décadas después, la desigualdad no ha dejado de aumentar en Chile. La privatización de la mayoría de los servicios básicos ha provocando un estallido social, sumiendo al país en su peor crisis política desde el retorno a la democracia.
Las tensiones sociales en el mundo convergen en varios puntos comunes: el rechazo de las desigualdades y la pérdida de control democrático. El motor de las protestas podría ser la falta de pertinencia del neoliberalismo para dar respuesta a los desafíos actuales, agravando su propia crisis y abriendo la puerta al enfrentamiento.
El 30 de julio, se cumplió el 20º aniversario del ascenso al trono del rey Mohamed VI. Pidió una celebración sin ostentaciones, dado que sobre el reino planea un ambiente crepuscular. Para el monarca que encarnó la esperanza tras los trágicos años de plomo bajo el régimen de su padre Hassan II, se trata de mantener un perfil bajo en el país más desigual del Norte de África.