Los ministros de Finanzas de la zona euro piensan que ya han terminado con Grecia. Pero el plan de salida propuesto a Atenas sólo permite ganar tiempo, asegurando los primeros plazos: deja al país aplastado por una montaña de deudas, sin la posibilidad de reactivar una economía exangüe, y en manos de los mercados.
La polémica no estaba tanto en el « favor » que solicitó Mario Centeno –entradas gratuitas para el palco de un partido Benfica-FC Porto–, sino a quién se lo pidió: el presidente de un club de fútbol con varias causas judiciales pendientes.
Alexis Tsipras hizo llegar a los acreedores sus compromisos económicos y reformas para conseguir un nuevo plan de ayuda. Se multiplican las concesiones helenas bajo la amenaza del « grexit », pero también con la esperanza de conseguir una reestructuración de la deuda.
El jueves 18 de junio comenzaba en Luxemburgo la sexta reunión del Eurogrupo desde que Tsipras tomó la posesión del Gobierno heleno. Mientras, en Atenas, el comité que audita la deuda griega presentaba su primer informe en el Parlamento. Las conclusiones son abrumadoras.