El atentado en la comisaría de Rambouillet eleva a 12 el número de agentes de las fuerzas del orden que han sido asesinados desde 2015 en Francia. Los ataques dirigidos contra policías y militares se multiplican. Una « excepción francesa » que se ha desarrollado con el colapso del califato del Estado Islámico.
Mientras la voluntad de pasar al acto de militantes de extrema derecha se traduce en un nuevo y trágico ataque contra una sinagoga y un restaurante turco en Halle (Alemania), un informe confidencial de Europol revela que la extrema derecha europea se está armando y reclutando personal militar y policial.
Oficiales de la Policía Judicial de una comisaría parisina denuncian « instrucciones ilegales » de su jerarquía, en particular durante las manifestaciones de los « chalecos amarillos ». En un email que Mediapart ha podido consultar, aparece escrito que, bajo las órdenes de la Prefectura de Policía de París, los detenidos deben ser puestos sistemáticamente bajo custodia policial.
A partir de una revuelta contra el alto costo de la vida, el movimiento de los chalecos amarillos conlleva la exigencia de una respiración democrática, del compartir y del intercambio, en lugar de la verticalidad presidencial. Responder a ella con más represión es demostrar su debilidad y su irresponsabilidad. Sí, su irresponsabilidad, porque lejos de apaciguar y unir a la gente, así es como dividimos y agravamos.