En España, el movimiento del 15M rompió con el bipartidismo y propició que los partidos cambiaran su funcionamiento interno. Sin embargo, fracasó en su objetivo de recuperar el Estado del bienestar y ciertas demandas se perdieron en el camino. Politólogos, filósofos y sociólogos analizan para infoLibre, socio editorial de Mediapart, el legado que dejó la movilización de los « indignados ».
En Francia, las movilizaciones contra la reforma laboral continúan. Este marte 5 de abril, el polémico texto pasaba a las manos de la comisión de la Asamblea Nacional. Una jornada en la que los estudiantes de París VIII decidieron ocupar la universidad. Mediapart fue testigo de esta noche de protesta e indignación. Aquí su historia.
Decenas de consistorios de partidos de todos los signos se organizan para acoger a cientos de refugiados en España. La iniciativa vio la luz en Barcelona, donde el Ayuntamiento aseguró que haría « todo » lo que pudiera para participar en la creación de una red de ciudades-refugio. Desde entonces, ciudades y autonomías comienzan a movilizarse para frenar el « drama humano » mientras el Ejecutivo declina valorar estas propuestas.
El movimiento surgido en mayo de 2011 en España, que muchos dudan incluso que siga existiendo como tal, sí ha dejado poso en otras luchas como la defensa del derecho a la vivienda o el cerco a la especulación financiera. Algunas formaciones políticas han recogido el guante de la indignación y apuestan por la vía institucional concurriendo a las europeas.
Sociólogos y politólogos coinciden en que el 15-M, aunque ha perdido protagonismo, se ha transformado en un actor sociopolítico más disperso pero profundamente defensor de los servicios públicos y los derechos fundamentales. A dos años de su eclosión, la falta de determinación de prioridades y objetivos o la multiplicidad de acciones aparecen como sus debilidades. Por Elena Herrera de infoLibre.
Las demandas de los indignados volvieron a escucharse este domingo en más de treinta ciudades de toda España en el segundo aniversario del movimiento. Aunque menos numerosas que hace dos años, las marchas más concurridas fueron las de Madrid, Barcelona y Valencia. Por Elena Herrera, de infoLibre.