La inflación supera ya el 11% en los Países Bajos, el 9,8% en España y el 7,4% en Alemania; de media, se situó en el 7,5% en la zona euro en abril, el nivel más alto en 30 años. La crisis energética se extiende a toda la economía: el aumento de los costes y los precios afecta a todos los sectores y a todos los hogares.
En un intento por detener la inflación, que está en su nivel más alto en 30 años, la Fed anunciaba este miércoles que subía los tipos y ponía fin a su política de apoyo en respuesta a la crisis sanitaria. En un periodo de guerra y desaceleración, ante una inflación importada causada por la escasez, puede tratarse de una intervención en un momento equivocado y con los instrumentos financieros también equivocados, según algunos expertos.
Ahora que los precios se disparan, resurge un fantasma en la esfera económica: la espiral precio-salario, que sería sinónimo de caos, aunque este planteamiento se basa en una lectura distorsionada de los años 70. Sin indexación automática, es evidente que los salarios reales corren el riesgo de bajar en 2022, aunque los salarios nominales suban.