Macron no solo quiere restringir la libertad de manifestación; también sueña con poner a la prensa bajo custodia creando « estructuras » que serían responsables de « asegurar su neutralidad ». La amenaza es aún más grave dado que los grandes medios de comunicación, en manos de multimillonarios, han perdido su independencia y las leyes liberticidas se acumulan desde el comienzo del quinquenio.
Todo los males de nuestras democracias parecen contenerse en dos palabras: « fake news ». Detrás de la ilusión de un diagnóstico, la expresión funciona como una coartada para una censura estatal que oculta los motivos del descrédito de la palabra pública y su historia desde 1990.
Tres periodistas de Mediapart y dos del semanal Le Point comparecerán esta semana en Burdeos por « violación de la intimidad de la vida privada », tras la revelación de las grabaciones clandestinas que dieron origen al affaire Bettencourt. Este proceso judicial pone entre las cuerdas al derecho de información. En ningún momento Mediapart ha sido acusado de difamación en el transcurso del caso Bettencourt.
Un grupo de profesores universitarios publica un libro polémico que desvela la encrucijada en la que se mueve Internet, entre un nuevo espacio público libre y el riesgo de los controles del Gran Hermano. « Más información no significa más democracia », aseguran los autores de Vigilados.