Nos jugábamos la libertad de expresión, la libertad de información y, ante todo, el derecho de los ciudadanos a conocer quiénes manejan los hilos que mueven el mundo, qué es lo que no quieren que sepamos y hacia dónde pretenden dirigirnos. Es decir, estaba en juego la esencia misma de la democracia. El magistrado Baltasar Garzón, coordinador de la defensa de Julian Assange, analiza en infoLibre el rechazo de la justicia británica a la extradición del lanzador de alerta a Estados Unidos.
A partir de este lunes 7 de septiembre, el fundador de WikiLeaks comparecerá ante el Tribunal Penal Central de Londres que decidirá sobre su extradición a Estados Unidos, donde podría ser condenado a 175 años de prisión por espionaje. La estrategia de EEUU ante los tribunales británicos pasa por demostrar que el acusado no solo era receptor de documentos protegidos, sino que también ayudó a piratearlos.
El próximo 7 de septiembre se reanudará el juicio en Londres y la Fiscalía de Estados Unidos ha presentado una nueva versión de su demanda que incluye elementos destinados a negar la condición de periodista de Julian Assange, acusándole de recurrir a piratas informáticos.
En el juicio de extradición de Julian Assange, iniciado esta semana en Londres, el periodismo es el acusado. El fundador de WikiLeaks no es un espía, sino un activista que defiende un derecho fundamental: el derecho a saber todo lo que es de interés público. Por eso apoyamos su causa.
Mediapart ha podido consultar los documentos que detallan la vigilancia de la Embajada de Ecuador en Londres, donde se encontraba refugiado el fundador de WikiLeaks. Se trata de un dispositivo de vigilancia digno de una película de espías. La justicia española acaba de acordar el estatus de « testigos protegidos » a tres exempleados de UC Global, la empresa de seguridad encargada del espionaje.
Durante su reclusión en la Embajada de Ecuador en Londres, cada movimiento y conversación de Julian Assange fueron grabadas por las cámaras de una empresa española encargada oficialmente de la seguridad del recinto, pero, bajo cuerda, controlada por la CIA. Las visitas del fundador de Wikileaks también fueron vigiladas, entre ellas el abogado francés Juan Branco, que presentará una denuncia contra X.
El destino de Julian Assange, como el de Chelsea Manning o Edward Snowden, trasciende su persona, sus faltas o sus errores. Lo que el poder estadounidense y sus aliados estatales quieren hacerle pagar no es más que haber descubierto la vía de una nueva utopía democrática cuya arma pacífica es el derecho a saber.
¿Se ha convertido WikiLeaks en un aliado de los servicios secretos rusos y del Kremlin –donde esperan la victoria de Trump– tal y como se le acusa en Estados Unidos? La publicación de miles de correos electrónicos del Partido Demócrata, probablemente por hackers rusos, ha metido a Julian Assange en la campaña norteamericana.
El documental Citizenfour recrea el nacimiento de una nueva figura heroica: el denunciante de tramas ocultas a los ciudadanos. Su directora, Laura Poitras, fue una de las primeras periodistas que contactó con el extrabajador de la Agencia de Seguridad Nacional de EEUU.
Un grupo de profesores universitarios publica un libro polémico que desvela la encrucijada en la que se mueve Internet, entre un nuevo espacio público libre y el riesgo de los controles del Gran Hermano. « Más información no significa más democracia », aseguran los autores de Vigilados.
El juez Baltasar Garzón no se olvida de España. Apartado de la carrera judicial por sus propios colegas, continúa incansable la lucha por hacer realidad la justicia universal, que garantice, por ejemplo, la defensa de Julian Assange. Aunque tras su fugaz incursión en política no ha vuelto a ir en las listas de ninguna formación, sigue comprometido con la izquierda. Entrevista publicada en el marco de nuestra colaboración con nuestro socio editorial La Cité, un mensual suizo.
En este póker diplomático, el rifirrafe entre rusos y americanos a propósito del caso Snowden esconde algo esencial que nos concierne a todos: la extensión del estado de excepción bajo una apariencia democrática tomando como coartada la Patriot Act o Ley Patriótica, puesta en marcha en Estados Unidos en el otoño de 2001 supuestamente para luchar contra el terrorismo. La batalla para hacer retroceder esta situación se juega aquí, en Internet.