La multinacional de residencias de mayores utilizó empresas con sede en Luxemburgo y Suiza para pagar comisiones secretas por la compraventa de instalaciones en Francia. Una de las comisiones se pagó en la cuenta de un intermediario en España, desde donde el dinero fue traspasado a un banco suizo.
La empresa de residencias ordenaba no sustituir a personal ausente o que trabajadores realizasen funciones de auxiliar de enfermería para las que no estaban cualificados, entre otras prácticas irregulares. “En nuestro contrato ponía director de explotación, así que explotamos”, ironiza con amargura Francine, que dirigió un centro de Orpea en el norte de Francia. La multinacional asegura que "no tiene" constancia de ninguna actuación contraria a las normas.
Los problemas con las multinacionales del sector son idénticos por toda Europa: una escasez endémica de personal, falta de control público sobre el servicio que prestan y ejecución de prácticas de ingeniería fiscal para reducir el pago de impuestos. Al menos 30 empresas de residencias europeas estaban controladas a principios de año por fondos de private equity, que gestionaban así cerca de 200.000 plazas, de las que 31.240 estaban en España.