Más de dos meses después de los enfrentamientos, regresamos al enclave palestino ocupado. Tras perderlo todo: la casa, el trabajo o los seres queridos… ¿Cómo se vuelve a vivir, cuando los traumas siguen presentes? Testimonios de gazatíes.
La sospechosa muerte de un opositor en los locales de la Seguridad Palestina confirma y agrava las acusaciones de autoritarismo y corrupción lanzadas contra el presidente de la Autoridad Palestina por los manifestantes que denuncian los desastrosos resultados de sus quince años en el poder. Exigen su dimisión.
A pesar de las apariencias, poner fin a la batalla de Gaza puede que no sea lo más difícil de lograr para volver a la calma. Tanto israelíes como palestinos están acostumbrados a la negociación que prepara un alto el fuego. Pero, ¿cómo acabar con los enfrentamientos en las ciudades « mixtas » de Israel donde se han reabierto las heridas de 1948?
Hasta hace unos días, la convivencia entre judíos, árabes, cristianos y musulmanes reinaba en Lod, una ciudad mixta en el centro de Israel. Todo ha cambiado: la violencia entre comunidades ha estallado, alimentada por los extremistas de ambos bandos, y la esperanza de coexistencia se ha desvanecido.
Los jóvenes palestinos no se enfrentan a la policía israelí sólo para protestar contra la prohibición de acceder a la mezquita de Al-Aqsa, también lo hacen para denunciar las políticas de ocupación de Netanyahu puestas en marcha en la última década. Su ira se dirige igualmente contra los dirigentes palestinos, desacreditados e incapaces de encontrar una respuesta a la estrategia del Estado Mayor del Ejército de Israel.
En respuesta a Netanyahou, que acaba de pregonar la anexión de parte de Cisjordania a partir del 1 de julio, el presidente palestino ha anunciado el fin de los acuerdos concertados con Israel y Estados Unidos. ¿Un farol o un golpe de póquer?
Irán, Arabia Saudí, Palestina, Europa... Del caos de la presidencia de Trump, de sus vulgaridades y chantajes surgen sus principales líneas de fuerza. Rodeado de ideólogos alterados y él mismo preparado para todo, Trump está transformando Estados Unidos en un país “canalla”.
« El acuerdo del siglo » anunciado por Donald Trump rompe con la tradición diplomática estadounidense y el consenso jurídico internacional al reconocer unilateralmente, el 6 de diciembre de 2017, a Jerusalén como capital de Israel. El plan de paz estadounidense para Palestina que la Casa Blanca prepara desde hace más de dos años podría ser revelado en los próximos días.
Tras interceptar un comando israelí en la Franja de Gaza el 11 de noviembre, el enclave palestino vivió una serie de bombardeos inéditos desde el conflicto de 2014. Seguidamente, el alto el fuego fue restablecido. ¿Por cuánto tiempo?
Aunque Israel y Hamás no tienen ningún interés en protagonizar un nuevo enfrentamiento; la catástrofe humanitaria en Gaza, la irritación de los israelíes con la campaña del lanzamiento de cometas incendiarias y el inmovilismo de la Autoridad Palestina, empujan a la región hacia un nuevo conflicto.
La nueva matanza perpetrada esta semana por el Ejército israelí en la frontera de Gaza, mientras Benjamin Netanyahu dedicaba a Donald Trump el « día glorioso », con el traslado de la Embajada estadounidense a Jerusalén, confirma una nueva catástrofe en Oriente Medio. Irán es sólo el pretexto y los palestinos, las nuevas víctimas.
¿Hay en estos momentos más árabes -cerca de 7 millones- que judíos -6,5 millones- en la zona comprendida entre el Mediterráneo y el río Jordán? Una cifra presentada por el Ejército israelí así parece indicarlo. Sin embargo, varios expertos discrepan sobre la cuestión. Y no se trata de un asunto menor, en el corazón del conflicto israelí-palestino, la demografía es un arma política.
La mayoría de los jóvenes habitantes de Cisjordania y de Gaza han dejado de creer en la creación de un Estado palestino. Quieren reorientar la lucha por la independencia y pelear por la igualdad de derechos dentro de un único Estado, Israel, tomando como modelo la lucha contra el apartheid.
El presidente palestino Mahmud Abás declara oficialmente muertos los acuerdos firmados en 1993 con Israel y confirma la ruptura con Washington, descalificado para ejercer de mediador. Para lograr la creación de un Estado de Palestina independiente, quiere apoyarse en Naciones Unidas y en Europa.
Reconociendo unilateralmente Jerusalén como capital de Israel, el presidente estadounidense quería volver a repartir las cartas en la moribunda negociación israelí-palestina. Sin embargo, Donald Trump ha puesto en dificultades a sus principales aliados árabes, ha condenado su papel en el debate y ha sufrido dos estrepitosos fracasos en Naciones Unidas.