A finales de noviembre, una estudiante francesa le preguntaba públicamente al economista Thomas Piketty por la denuncia por violencia de género que presentó su expareja, hace diez años. La apertura ahora de un proceso de difamación contra el autor de El capital en el siglo XXI a raíz de la denuncia de la víctima ha puesto fin a años de silencio mediático y político.
Los grandes partidos, de izquierdas y derechas, quieren demostrar que son los más indicados para sacar adelante el referéndum de iniciativa ciudadana que reclaman los « chalecos amarillos ». La batalla, marcada por las ambigüedades, se centra en la mejor manera de implicar más directamente a los franceses en la vida democrática.
Sin estrategia ni espacio político viable, el Partido Socialista se ha visto abandonado por sus líderes, aquellos dispuestos a llevar a la formación hacia las vías de una reconversión. Todo apunta a que también perderá apoyo local, una militancia que le permitía regular, hasta ahora, sus conflictos internos.
Con una base sociológica diversificada y dinámica, el movimiento Francia Insumisa ha conseguido acabar con el duopolio Partido Socialista-Partido Comunista. Para construir una nueva identidad política capaz de sobrevivir a largo plazo, la formación de Jean-Luc Mélenchon debe aclarar su organización y su relación con las antiguas fuerzas de la izquierda.
¡Qué desastre! En votos, la izquierda ha obtenido su nivel más bajo desde 1958. En escaños, el resultado es aún peor. El Partido Socialista se desmorona, Francia Insumisa se ve reducida, Europa Ecológica y el PC aparecen marginalizados.
El candidato socialista, Benoît Hamon, sólo obtuvo el 6% de los votos, en la primera vuelta de las elecciones presidenciales celebradas este domingo, 22 puntos menos que François Hollande hace cinco años. Personas de su entorno reclaman la recomposición de la izquierda y la refundación del Partido Socialista, en el marco de una formación más dividida que nunca.
Manuel Valls apoyará a Emmanuel Macron en el carrera hacia el Elíseo. Con este anuncio, el ex primer ministro termina de dinamitar a la izquierda y al Partido Socialista (PS), una implosión que ha ido tomando forma desde el debut del mandato de François Hollande.
A diez semanas de la celebración de la primera vuelta de las elecciones presidenciales, Benoît Hamon ha presentado su equipo. Un equipo que tiende a la izquierda pero que no excluye a amigos de François Hollande o de Manuel Valls. Si el candidato del Partido Socialista (PS) se dirige también hacia los ecologistas, ningún acuerdo con Jean-Luc Mélenchon se deja entrever en el horizonte. Los acercamientos políticos entre las dos personalidades parecen ser incompatibles.
Con más de 1,3 millones de votantes, la primera vuelta para designar al candidato de la izquierda a las elecciones presidenciales en Francia, pone de manifiesto que el Partido Socialista sigue vivo y que su ala izquierda gana terreno.
El primer ministro francés parece empeñado en el autoritarismo como estrategia política. Manuel Valls quiere abrir un debate en el seno de PS para acabar con la « izquierda del pasado » y se plantea eliminar incluso del nombre del partido su esencia : socialista.
A ojos del sector mas izquierdista del PS, Emmanuel Macron encarna la deriva neoliberal del Ejecutivo y el poder de los tecnócratas sobre la acción de gobierno. En los últimos dos años fue secretario adjunto de la Presidencia.
Ante el agravamiento de la crisis económica Hollande y Valls quieren ir más lejos, y más, rápido, en su ruptura con la izquierda aunque pierdan la mayoría. La crisis de gobierno se limita finalmente a cambios en las carteras de los ministros críticos que presentaron este lunes su dimisión.
El pasado 30 de marzo, cuando Francia celebró la segunda vuelta de las municipales, el partido de François Hollande perdió aproximadamente 30.000 de sus 60.000 representantes en los ayuntamientos, según las cifras que manejan los socialistas.
Tras la debacle de las municipales, el presidente francés vuelve a sufrir un nuevo revés y, con él, el Partido Socialista obtiene el peor resultado de su historia. La izquierda reclama ya « otras políticas ».
« No se trata de austeridad. Si queréis ver políticas de izquierdas, mirad lo que hacemos en Francia », señaló el primer ministro galo en un mitin de PSOE y PSC en Barcelona el 21 de mayo.