Desde hace semanas, miles de manifestantes se concentran a diario en esta gran ciudad de la Costa Oeste de Estados Unidos para protestar contra la presencia de la policía federal, enviada por Trump para « restablecer el orden ».
Mediapart revela una serie de investigaciones multimedia de una nueva índole. Basadas en interceptaciones judiciales dirigidas al antiguo jefe de los servicios secretos del interior en Francia, Bernard Squarcini, nuestras revelaciones prueban la existencia de un Estado dentro del Estado, donde se mezclan los intereses privados y las fuerzas del orden.
Mediapart ha obtenido varios informes que revelan que los agentes de policía utilizan el término racista « negroide » en sus informes. Condenada en 2012 por el ministerio del Interior, esta expresión sigue siendo utilizada por los servicios de investigación de la policía de Marsella, sin generar la más mínima reacción en el seno de su jerarquía.
La socióloga Élodie Lemaire narra su experiencia tras pasar 16 meses junto a diferentes actores de la red de videovigilancia de una ciudad del norte de Francia. Su libro, L’Œil sécuritaire. Mythes et réalités (El ojo securitario. Mitos y realidades de la videovigilancia), desvela una tecnología limitada por las promesas de sus promotores, las luchas de poder entre magistrados, policías y vídeo-operadores.
Oficiales de la Policía Judicial de una comisaría parisina denuncian « instrucciones ilegales » de su jerarquía, en particular durante las manifestaciones de los « chalecos amarillos ». En un email que Mediapart ha podido consultar, aparece escrito que, bajo las órdenes de la Prefectura de Policía de París, los detenidos deben ser puestos sistemáticamente bajo custodia policial.
A partir de una revuelta contra el alto costo de la vida, el movimiento de los chalecos amarillos conlleva la exigencia de una respiración democrática, del compartir y del intercambio, en lugar de la verticalidad presidencial. Responder a ella con más represión es demostrar su debilidad y su irresponsabilidad. Sí, su irresponsabilidad, porque lejos de apaciguar y unir a la gente, así es como dividimos y agravamos.
En el menú de este Mix: el recital musical del proceso político de Altsasu, un affaire que entusiasma en España y en el País Vasco, en el que el antiterrorismo sirve como instrumento para reprimir las reivindicaciones antimilitaristas. El fiscal pide 375 años de prisión para ocho jóvenes vascos, acusados de haber golpeado a dos policías.
Bernard Squarcini, el que fuera máximo responsable de los servicios franceses de inteligencia, y Christian Flaesch, exjefe de la Policía Judicial de París, están acusados de tráfico de influencia. Una mala costumbre entre los policías que trabajaron bajo el mandato de Nicolas Sarkozy.
En Francia, donde la violencia policial protagoniza las manifestaciones y movilizaciones contra la reforma de la ley laboral desde hace semanas, Bernard Cazeneuve, ministro del Interior, se pasea de medio en medio para denunciar, alto y claro, a los « revienta manifestaciones extremistas ». Sin embargo, sería mejor que se ocupara de restablecer el orden entre las fuerzas de seguridad, instrumentalizadas para desacreditar al movimiento social.
Una investigación de Mediapart revela que en el asalto al piso de Saint-Denis, donde murieron dos terroristas, el grueso de los disparos que recibió el grupo especial de intervención de la Policía Nacional procedía de los propios agentes. Según la policía científica, las fuerzas de élite de la Policía francesa dispararon más de 1.500 balas sin alcanzar a los terroristas, que sólo tiraron en 11 ocasiones.
Los disturbios de Baltimore han vuelto a situar en el centro del debate público la violencia policial y el racismo. Jonathan Holloway, historiador especializado en la cuestión afroamericana, de la Universidad de Yale, aporta en esta entrevista algunas claves para entender mejor la realidad norteamericana.
Cuatro policías de Honduras mataron al hijo de Julieta Castellanos. La rectora de la Universidad de Tegucigalpa lucha por acabar con la impunidad que reina en un país gobernado por los narcos y la corrupción, hoy el más violento del mundo, donde se celebran elecciones presidenciales este domingo día 24 de noviembre.
El tribunal federal neoyorquino mantiene abierto un proceso contra la policía de esa ciudad por su política de identificaciones basada en los rasgos físicos. Organizaciones a favor de los derechos civiles denuncian que el 90% de víctimas de estas identificaciones son ciudadanos de origen afroamericano o latino.