La justicia reconoció este martes la culpabilidad del policía blanco Derek Chauvin en la muerte de George Floyd. Los activistas de Black Lives Matter en Minneapolis, el epicentro de la lucha contra la violencia policial, piden que la presión continúe.
Insultos contra los gitanos, prejuicios contra los habitantes de Seine-Saint-Denis, comportamientos sexistas... Nuestra investigación revela graves y repetidas disfunciones en Solideo, la empresa pública encargada de la construcción de las instalaciones olímpicas. Tras el envío de nuestras preguntas, tres empleados fueron suspendidos y se realizó una auditoría. Las alertas internas, que llegaron hasta el gabinete de Anne Hidalgo, no habían causado mucho revuelo hasta ahora.
En Estados Unidos, los actos racistas contra estadounidenses o inmigrantes del sudeste asiático se dispararon durante la pandemia, llegando a duplicarse en Los Ángeles. Este fenómeno, antes casi invisible, se ha visto alimentado por la retórica xenófoba de Donald Trump.
La reciente polémica sobre el derecho a reunirse exclusivamente entre personas afectadas por la discriminación es el último paso de una ofensiva generalizada contra la autoorganización de los dominados en Francia. Ya sea por su aspecto, sus creencias, su género o su condición. Demostración.
La entrevista a Meghan Markle y Harry de Sussex, emitida el domingo 7 de marzo en la CBS, se permite lo que los duques de Windsor no se atrevieron en 1936: desafiar a la monarquía británica. Se enciende una nueva mecha yanqui. Detonante.
En Washington, el 6 de enero, los partidarios de Trump escenificaron una verdadera batalla de cuerpos: masculinos, blancos, soberanos y sin mascarilla. Se trata de una respuesta directa a la revolución transfeminista y antirracista en curso, y un signo de una reforma patriarcal y colonial en plena construcción.
La muerte de un hombre negro de 40 años, asesinado por los guardias de seguridad de Carrefour en el sur del Brasil, ha desencadenado una serie de protestas en un país que todavía lucha por reconocer la existencia misma del racismo estructural.
Desde hace semanas, miles de manifestantes se concentran a diario en esta gran ciudad de la Costa Oeste de Estados Unidos para protestar contra la presencia de la policía federal, enviada por Trump para « restablecer el orden ».
Mediapart ha obtenido varios informes que revelan que los agentes de policía utilizan el término racista « negroide » en sus informes. Condenada en 2012 por el ministerio del Interior, esta expresión sigue siendo utilizada por los servicios de investigación de la policía de Marsella, sin generar la más mínima reacción en el seno de su jerarquía.
Ante la presión y la controversia, los líderes de la liga profesional (NFL) han dado un giro de 180 grados. El jugador Colin Kaepernick, considerado un paria desde 2016 por protestar contra la violencia racial y policial poniéndose de rodillas, podría ser rehabilitado.
Como guardianes de la paz pública, la policía es el espejo de un Estado. Cuando el racismo la gangrena, es porque el poder, sus cúspides y sus élites, están enfermas, infectadas por un odio sordo hacia la democracia, el pueblo, la igualdad. Esta constatación es válida para Francia, no sólo para Estados Unidos.
La muerte de George Floyd ha provocado una ola de apoyo internacional. Estas protestas son una oportunidad para denunciar la brutalidad policial y la discriminación racial en todo el mundo.
En la prensa o en las redes sociales, la comunidad negra pide a los blancos que utilicen su posición privilegiada en la sociedad para ayudar a combatir las desigualdades raciales.
El asesinato de George Floyd, un hombre negro de Minneapolis, por la policía, ha desencadenado un movimiento de protesta histórico en Estados Unidos. Más de 140 ciudades se han convertido en el escenario de manifestaciones a veces violentas. La primera potencia mundial, socavada por la desigualdad y la crisis económica, redescubre dramáticamente, en medio de una pandemia, el alcance de sus tensiones sociales y raciales, exacerbadas desde la cúspide del Estado por un presidente incendiario.
Charlottesville, Pittsburgh, El Paso, etc. Los asesinatos y ataques cometidos por los supremacistas blancos son ahora la principal amenaza para la seguridad en Estados Unidos, según el FBI. Una confesión tardía. Después del 11-S, la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) se negó durante mucho tiempo a autentificar la amenaza.