Ante los repetidos ataques del presidente turco a los derechos de las mujeres, incluida la reciente salida del país del Convenio de Estambul, el movimiento feminista musulmán se reafirma y ya no duda en criticar el sexismo del Gobierno islamoconservador.
Las maniobras militares de ambos países se han intensificado en el Mediterráneo oriental desde que un buque turco de investigación sísmica fue enviado a aguas griegas. Atenas está en alerta por los movimientos de Erdogan, que siguen su doctrina de la Patria Azul, anteponiendo la fuerza militar a la diplomacia clásica. La crisis que están experimentando ambos países es la más larga de las últimas cuatro décadas.
Kemal Kiliçdaroglu, el líder del principal partido turco de oposición, se inspiró en Gandhi para promover la llamada « marcha de la Justicia » entre Ankara y Estambul. Su objetivo: denunciar un régimen cada vez más autoritario.
Detenida en el verano de 2016 bajo la acusación de formar parte de una organización armada, la escritora y periodista turca Asli Erdogan, se ha convertido en un símbolo para miles de víctimas de las purgas llevadas a cabo en Ankara. Liberada a finales de diciembre, tras 133 días en prisión, recuerda las condiciones de su encarcelamiento y el amargo sabor de su libertad.
El recién elegido presidente de Estados Unidos apuesta por el 'laisser-faire' y quiere dejar en manos de Putin la cuestión siria. La retirada de la zona sólo puede acarrear más guerras y un futuro todavía más caótico.
Casi dos meses después del sangriento intento de golpe de Estado perpetrado contra el Ejecutivo turco, se confirman los peores temores de aquellos que velan por defender los derechos humanos.
Erdoğan se ha inventado un nuevo enemigo: su antiguo aliado Fethullah Gülen y sus partidarios. Y todo con el fin de combatir las investigaciones por corrupción abiertas en 2013, que pusieron en jaque su futuro político al frente del Gobierno turco.
El martes 29 de marzo, el presidente Erdogan iniciaba una visita de Estado en EEUU. Mientras, en Turquía, decenas de periodistas han sido encarcelados o han huido al extranjero en los últimos meses. «Ahora vivimos bajo el régimen de Erdogan, que viola la justicia y la Constitución», denuncia en una entrevista con Mediapart Celil Sağir, redactor jefe de Today’s Zaman, el principal diario en inglés del país, ahora bajo la supervisión del Estado turco.
Los malos resultados económicos explican, en parte, el revés electoral que sufrió el presidente turco Recep Tayyip Erdogan en las elecciones legislativas celebradas en junio. Y es que la evolución autoritaria del Ejecutivo turco no favorece las inversiones.
El presidente turco y su primer ministro han ganado su apuesta: recuperar los votos que perdieron en las elecciones del pasado mes de junio. Su estrategia: una política pirómana y una campaña mediática basada en amordazar a las voces disidentes. Ahora quieren modificar la Constitución con los mismos medios.
El 1 de noviembre, en mitad de un clima de tensión que no cesa de crecer, los ciudadanos turcos elegirán a sus nuevos representantes. Los militantes del HDP, partido que engloba diferentes fuerzas de izquierdas, continúan movilizándose a pesar de los atentados y ataques contra sus centros de reunión.
Con el 13% de los votos y 80 diputados obtenidos en las elecciones parlamentarias del 7 de junio, el Partido Democrático del Pueblo (HDP) acabó con la ambición del presidente Recep Tayyip Erdogan de establecer una constitución a su medida. Se pone de manifiesto una verdadera fuerza de izquierdas que no puede ser reducida, como de habitud, al calificativo « partido kurdo ».
El domingo 12 de abril, el Papa empleó, por primera vez, el término genocidio para referirse a la matanza de los armenios en 1915. Turquía reaccionó en seguida anunciando la llamada de su embajador en el Vaticano a Ankara. La socióloga turca Pinar Selek, autora de Parce qu'ils sont arméniens, describe cómo el negacionismo « construyó la conciencia y la mirada, no solamente de los turcos, sino también de los opositores y de los propios armenios ».
El partido el el poder, el AKP, pierde apoyos en las encuestas aunque mantiene su hegemonía en la sociedad turca. «Erdogan nos va a llevar lejos porque es un gran hombre», dicen sus seguidores, que admiten excesos de la policía pero exculpan al primer ministro.
Convertida en punto de encuentro de distintas organizaciones políticas unidas en oposición al primer ministro turco, la plaza Taksim no se vacía. El Partido Republicano del Pueblo (CHP), el principal de la oposición, está en plena mutación e intenta salir de la sombra de la forma más discreta posible para, a medio plazo, captar el descontento de los manifestantes. Enviado especial a Estambul