Muchas migrantes que huyen de su país sufren violencia por razón de género en algún momento del recorrido hacia el exilio. Mediapart ha podido documentar esta realidad que genera una relativa indiferencia. Mientras, en los países de acogida, las autoridades públicas apenas hacen nada.
Dos semanas después de la noche de Año Nuevo, que degeneró en decenas de agresiones sexuales, robos e incluso violaciones por parte de jóvenes de origen extranjero, Alemania se encuentra todavía en estado de shock. La investigación parece estancada. La extrema derecha asciende. El Ejecutivo ofrece respuestas políticas poco convincentes.
Marruecos, la frontera sur de Europa olvidada por los medios de comunicación, el buen vigilante de Bruselas, complica aún más el viaje de los inmigrantes que tratan de alcanzar los enclaves españoles. Los refugiados sirios no son ninguna excepción. Desde hace meses, decenas de familias están atrapadas en Nador, ciudad nororiental de Marruecos, frontera con Melilla, en busca del ‘Dorado europeo’.
El primer ministro húngaro carga contra la izquierda europea en el congreso del Partido Popular Europeo (PPE). « Tienen una idea muy clara: apoyan la inmigración [...] Tienen un sueño: una sociedad sin fronteras ». Entre su auditorio estaba el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, cuyo equipo ha concebido estas jornadas como un reconocimiento a su liderazgo a menos de dos meses para las elecciones generales.
Aquí, en los Pirineos Orientales, entre 1941 y 1964, 60.000 personas fueron recluidas: españoles huyendo Franco, judíos y gitanos encarcelados por Vichy, harkis huyendo de Argelia en 1962... Cientos de personas murieron de desnutrición. La comunidad judía fue trasladada para ser exterminada por los nazis. El 16 de octubre, mientras el drama de los refugiados sacude a toda Europa desde hace meses, Manuel Valls inauguró el memorial de Rivesaltes.
Un líder perseguido por la justicia de su país, desacuerdos sobre la crisis de refugiados o el TAFTA... El Partido de los Socialistas Europeos (PSE) parece paralizado desde que perdió ante Europea en 2014. Una prueba más de la crisis de la socialdemocracia en el continente.
Las principales organizaciones internacionales, el PMA y el ACNUR, están desbordadas. El gobierno libanés limita las oportunidades de trabajo y educación de los inmigrantes. Las tensiones con la población libanesa se multiplican: después de cuatro años de guerra, viajar a Europa es la única esperanza de los refugiados sirios en Líbano.
Desde hace un año, Kosovo, Montenegro, Albania, así como Bosnia-Herzegovina, Croacia y Serbia se enfrentan a los mayores índices de exilio de la historia en tiempos de paz. Sin embargo, estos inmigrantes tienen pocas posibilidades de obtener asilo en Europa occidental.
Los refugiados ven cómo las fronteras de Europa se van cerrando una a una. En Austria, lugar de tránsito hacia Alemania, permanecen hacinados. Unas 18.000 personas aguardan con la esperanza de alcanzar los países del norte de Europa.
Los ministros de los Estados miembros, reunidos en Bruselas el pasado 14 de septiembre, fueron incapaces de establecer un mecanismo de solidaridad para redistribuir a los miles de refugiados que llegan a Europa. El rechazo toma fuerza: mientras Alemania, Austria y Eslovaquia cierran sus fronteras, Hungría erige su muro anti-inmigrantes.
Una vez concretada la cifra de 17.680 solicitantes de asilo que acogerá España, son varios los interrogantes que están sobre la mesa. Entre ellos, cuándo empezarán a llegar, a qué comunidades, cuánto cuesta acogerlos y quién lo paga y qué derechos tendrán.
Berlín ha anunciado que destinará 6.000 millones de euros a los municipios que acogen refugiados. A pesar de la bonanza económica del país, ¿será capaz Alemania de integrar en su economía a estos miles de personas? Reportaje desde Baviera.
Decenas de consistorios de partidos de todos los signos se organizan para acoger a cientos de refugiados en España. La iniciativa vio la luz en Barcelona, donde el Ayuntamiento aseguró que haría « todo » lo que pudiera para participar en la creación de una red de ciudades-refugio. Desde entonces, ciudades y autonomías comienzan a movilizarse para frenar el « drama humano » mientras el Ejecutivo declina valorar estas propuestas.
Mientras Francia se niega a poner en marcha medidas a la atura de la magnitud de la crisis de refugiados, Alemania, donde la derecha y la izquierda apuestan por una activa pedagogía política, reivindica acoger a cientos de miles de personas.
En los últimos meses, los términos empleados para describir los fenómenos migratorios se han invertido adquiriendo nuevos significados. Difundidos en el espacio público, alimentan los temores, fabrican la exclusión y refuerzan la política de « seguridad » propia de las autoridades europeas.