¿Qué clase de mundo habitaremos pasada la tormenta? ¿Un nuevo capítulo del libro kafkiano y orwelliano que la humanidad está escribiendo en lo que llevamos de siglo XXI; un nuevo paso por la senda del capitalismo salvaje, el autoritarismo político y el apocalipsis climático? ¿O, por el contrario, el comienzo de una regeneración que haga compatibles las libertades individuales con la primacía del interés general sobre el particular?
Presidente del desorden, la penuria y las mentiras, Emmanuel Macron fracasó en sus deberes ante la prueba del Covid-19. La destitución de este presidencialismo arcaico es un imperativo político para fundar una verdadera República.
El Gobierno, incapaz hasta la fecha de conocer la capacidad de los laboratorios de su territorio para realizar test, recurrió a una consultora privada para realizar una auditoría. Investigación sobre el desastroso pilotaje de los test Covid-19 en Francia.
Alcaldes, presidentes regionales, policías, pero también simples ciudadanos multiplican los discursos autoritarios y la incitación a la delación. Un escenario preocupante cuando Italia se acerca al momento post-Covid-19.
Después de haber negado la escasez de mascarillas, el Gobierno opta ahora por una nueva estrategia: ahogar a los franceses bajo un diluvio de cifras sobre importaciones chinas que son tan utópicas como incoherentes. Así lo demostró el primer ministro, Édouard Philippe, durante su rueda de prensa el domingo 19 de abril, negándose a responder cualquier pregunta sobre el tema.
Donald Trump ha decidido suspender la financiación estadounidense a la Organización Mundial de la Salud, acusada de encubrir las mentiras de China y de haber tardado demasiado en reaccionar. Críticas sutilmente compartidas por Francia. La historia es más compleja, ya que el organismo internacional es cuestionado cada vez que se declara una crisis sanitaria.
Relatos que hablan de solidaridad en Portugal y Noruega, de problemas con las mascarillas en Bélgica y Rumanía, de actuaciones autoritarias en Eslovenia y Turquía, de cómo el virus se propagó desde una estación de esquí en Suiza y la muerte lo invadió todo en un pueblecito de Italia. A través de ocho crónicas, periodistas del consorcio European Investigative Collaborations (EIC) relatan las diferentes realidades protagonizadas por la pandemia.
Tan pronto como se anunciaron los resultados de la primera vuelta de las elecciones municipales en Francia, el Ejecutivo anunció la posibilidad de aplazar la segunda cita con las urnas. Durante los últimos tres días, el Gobierno ha seguido reforzando las medidas de contención, basándose en las recomendaciones de un consejo científico creado con retraso. A la crisis sanitaria le acompaña ahora una crisis política que Emmanuel Macron no anticipó.
En la gestión de la epidemia, los Gobiernos democráticos deben responder a requerimientos paradójicos. Por un lado, una gran demanda social de protección sanitaria. Por el otro, una desconfianza sobre las limitaciones impuestas por el Estado.
De 82 niños examinados tras el incendio de Notre-Dame, diez presentan niveles de plomo en la sangre que superan el umbral de vigilancia, según las cifras publicadas en julio por la Agencia Regional de Salud. Algunos incluso rozan el umbral de envenenamiento por plomo.
La Seguridad Social se ha « salvado », asegura la ministra francesa de Sanidad. Sin embargo, los hospitales denuncian los sucesivos recortes y la búsqueda continua de la máxima productividad. Versatilidad, jornadas de 12 horas, turnos de « 5x8 a la sueca »: los hospitales han hecho suyas las peores prácticas industriales. Ya se han registrado varios suicidios.
Científicos británicos exigen la publicación de todos los documentos relacionados con el ensayo clínico de una molécula del laboratorio portugués Bial que provocó la muerte de un hombre de 49 años en Rennes. El laboratorio se opone alegando secreto comercial.
Un informe confidencial de la Organización Mundial de la Salud, difundido parcialmente por la agencia Associated Press, revela las carencias y disfunciones del organismo internacional a la hora de gestionar la crisis sanitaria.
Seguirán en la calle pese a la paralización definitiva del proceso privatizador de seis hospitales públicos de Madrid. « Cuando más callados están, más peligro tienen. Son temibles », advierte el médico Daniel García, quien destaca que hay que seguir en la lucha para frenar la privatización del servicio de recogida de las donaciones de sangre.