Servicios de urgencias saturados, pacientes atrapados durante horas en ambulancias, operaciones reprogramadas… El National Health Service acaba de salir de una de las peores crisis invernales de su historia. Tan seria que la primera ministra británica ha tenido que disculparse. A los profesionales sanitarios les preocupa que una nueva crisis tenga lugar el próximo verano. El sistema corre el peligro de colapsarse bajo el peso del Brexit, que se pondrá en marcha en menos de un año.
Los representantes de Marea Granate y Yo Sí Sanidad Universal denuncian que España incumple la ley comunitaria, ya que solo concede la tarjeta sanitaria europea a los emigrantes con contrato indefinido. Faustina González, española residente en Londres, siente que el Gobierno español la ha « castigado » y le ha « robado » su derecho a la salud por ser emigrante.
« Para quedarme en España y que encima me explotaran decidí marcharme un par de años, pero en diciembre ya hago cuatro en Francia. » Así de rotundo resume Alejo Beltrán, un joven fisioterapeuta español de 28 años, su breve pero intensa trayectoria profesional.
Seguirán en la calle pese a la paralización definitiva del proceso privatizador de seis hospitales públicos de Madrid. « Cuando más callados están, más peligro tienen. Son temibles », advierte el médico Daniel García, quien destaca que hay que seguir en la lucha para frenar la privatización del servicio de recogida de las donaciones de sangre.
« Lo único que me queda es pedirle un billete a mi familia e irme a mi país a morir » : Cecilia es una de las 873 000 personas que han perdido su tarjeta sanitaria este año a consecuencia de la aplicación de un decreto ley. Las ONG apuntan que « tiene caracter disuasorio y es una condena a muerte para muchas personas ».