El periodismo debe ayudarnos a reflexionar para impedir que sucumbamos al miedo. Se trata de un verdadero reto cuando nos encontramos frente a la tragedia de los atentados: evitar la indiferencia ante la emoción general y, sobretodo, ante el sufrimiento de las familias, esforzándonos por no perder de vista la razón, el análisis y la investigación. Lo que Albert Camus llamaba un « periodismo crítico ».
El lunes 13 de junio, Larossi Abballa asesinó a una pareja de policías en Magnanville, a 50 km de París. Abballa no era ningún desconocido para las autoridades francesas. Desde 2011, el presunto terrorista habría manifestado su intención de atentar en el país galo. El suceso ha despertado la inquietud de las fuerzas del orden y ha puesto en cuestión la eficacia de los servicios de inteligencia.
El lunes 13 de junio, el despertar fue especialmente doloroso en Estados Unidos. Se percibían la rabia y el miedo después de la masacre de Orlando que ha causado 49 muertos y 53 heridos. Hartazgo de las matanzas masivas, de la imposible reforma del control de armas de fuego, de los crímenes de odio que se ceban con las minorías, ya sean sexuales, raciales o religiosas.
La noche del sábado al domingo, 50 personas perdieron la vida en una discoteca gay en Orlando, Florida, en Estados Unidos. El ataque ha sido reivindicado por el Estado Islámico.
Wassim Nasr, experto en movimientos yihadistas, asegura que los miembros del Estado Islámico están motivados principalmente por un objetivo político-religioso: instaurar el califato.
Los investigadores sospechan que Salah Abdeslam, cerebro de los atentados de París detenido el pasado viernes, ha participado en la preparación de los ataques en Bruselas. En un informe del 18 de enero de 2016, Europol insistía: « Existen fuertes indicios de una serie de ataques planificados por el Estado Islámico que tienen como objetivo Europa, posiblemente Francia o Bélgica ».
Tras los atentados de este 22 de marzo, Bruselas parece sumergida en un estado de sitio que recuerda al lockdown del pasado mes de noviembre de 2015. El barrio europeo se convirtió en uno de los objetivos de estos ataques terrorista, durante toda la jornada permaneció atrincherado.
Con la dimisión de Christiane Taubira, Hollande no solo acaba con toda voz disidente dentro del gobierno, sino también con la de todos aquellos que, en la sociedad, tratan de analizar los acontecimientos. Esta desarme intelectual se ve intensificado con los ataques de Manuel Valls « contra aquellos que buscan explicaciones culturales o sociológicas al terrorismo ». Este anti-intelectualismo camorrista no nos protege nada contra el terrorismo.
Una investigación de Mediapart revela que en el asalto al piso de Saint-Denis, donde murieron dos terroristas, el grueso de los disparos que recibió el grupo especial de intervención de la Policía Nacional procedía de los propios agentes. Según la policía científica, las fuerzas de élite de la Policía francesa dispararon más de 1.500 balas sin alcanzar a los terroristas, que sólo tiraron en 11 ocasiones.
El proyecto de ley constitucional anunciado por François Hollande contará con la posibilidad de retirar la nacionalidad a los binacionales nacidos franceses. Una medida pregonada desde hace mucho tiempo por el Frente Nacional y que el Partido Socialista siempre había combatido.
Los ataques aéreos, las operaciones secretas y los esfuerzos diplomáticos no terminan de dar sus frutos. Tras la matanza de San Bernardino, al Gobierno de Obama le llueven las críticas, pero nadie parece ser capaz de proponer una alternativa viable.
¿Por qué terroristas fichados consiguen llevar a cabo sus planes? ¿Por qué los servicios de inteligencia parecen condenados a una impotencia crónica? ¿Por qué la clase política se niega en poner en marcha la gran reforma exigida por muchos expertos? Mediapart entrevistó a decenas de personas (jueces, agentes de inteligencia, policías, expertos, políticos ...), se inmiscuyó en varios procesos judiciales y comparó varios informes para explicar la crisis sin precedentes que sufre la lucha contra el terrorismo en Francia.
Desde los atentados de París, Molenbeek, un popular barrio de Bruselas, se identifica como la cuna del terrorismo europeo, según el veredicto unánime de los medios. Una periodista de Mediapart desmonta sobre el terreno estereotipos e indaga sobre la fascinación que ejerce sobre algunos jóvenes musulmanes el terrorismo yihadista.
El debate sobre el estado de urgencia es una cuestión de eficacia : ¿cuál es la respuesta adecuada al desafío totalitario del Estado islámico? La escalada de seguridad es una respuesta a corto plazo, inspirada por la inmediatez política más que por la preocupación de alcanzar soluciones sostenibles. Concediendo al adversario una victoria simbólica, esta desarma a nuestra sociedad tanto como la protege, amenazando nuestras libertades individuales y los derechos colectivos.
Tanto frente a la crisis de Siria e Irak, como en lo que respecta al conflicto palestino-israelí, Francia ha subordinado sus opciones políticas a sus intereses y lealtades comerciales de otra época, golpes y alianzas sospechosas. Esta política aventurera nunca ha contado con una verdadera visión estratégica.