Las tensiones entre Europa y Reino Unido ilustran el retorno del proteccionismo, ya que cada Estado tiene prisa por vacunar a su población. Pero las naciones son interdependientes a la hora de fabricar los sueros y, para detener la pandemia, los países pobres deben tener acceso a ellos.
En los últimos días, las críticas a la presidenta de la Comisión Europea se han intensificado. Se le acusa de gestionar la crisis por su cuenta y de publicar a regañadientes los contratos alcanzados con los laboratorios farmacéuticos.
Los gobiernos del continente africano, con experiencia en todo tipo de pandemias, se enfrentan a una segunda ola que empieza a crecer: la tasa de mortalidad (2,5%) supera ya la media mundial (2,2%). Para obtener las vacunas, se han unido a la iniciativa Covax, lanzada por la OMS, que pretende obtener 2.000 millones de dosis para finales de año, lo que permitirá vacunar al 20% de la población de los 190 países participantes.
Una vez obtenida la autorización de comercialización, los Estados se harán cargo de la indemnización por los efectos secundarios graves, a menos que se demuestre la culpa del laboratorio. La presión política para producir una vacuna en un tiempo récord serviría como pretexto para aprobar este sistema de indemnizaciones.
Subvenciones públicas, donaciones privadas... La industria farmacéutica, que saldrá fortalecida de la crisis sanitaria, está obteniendo fondos para la investigación y producción de una posible vacuna contra la Covid-19 sin ofrecer ninguna contrapartida real. Activistas del sector deploran la opacidad que planea sobre la elección de los laboratorios subvencionados.
Aunque algunos países ya están tratando de negociar el mayor número posible de dosis para vacunar a su población con carácter prioritario, todavía no hay ninguna política de vacunación sobre la mesa. Para ser eficaz, una vacuna debe encontrar primero su objetivo.
Ahora que se cuestiona la accesibilidad a futuras vacunas y tratamientos, Gaëlle Krikorian, miembro de Médicos sin Fronteras, estima que las patentes « se conceden con extrema facilidad en la mayoría de los países », cuando « compartir el conocimiento, el saber y los datos » es realmente imprescindible.
¿Están los africanos destinados a ser las « cobayas » de los científicos europeos? La polémica se inscribe en la creciente influencia de Bill Gates, blanco de las críticas de los antivacunas, en el continente africano: de los 3.000 millones de dólares invertidos cada año por su fundación, casi la mitad « beneficia » a África.
Un nuevo partido se presenta a las elecciones regionales de noviembre en Émilie-Romagne, al norte de Italia: se trata del Movimiento 3V, Vaccini Vogliamo Verità, « queremos la verdad sobre las vacunas ». Es un lanzamiento en el país para los oponentes a la vacunación obligatoria, decepcionados por la línea fijada por el Movimiento Cinco Estrellas, ahora en el poder.
Directeur de la publication : Edwy Plenel
Direction éditoriale : Stéphane Alliès et Carine Fouteau
Le journal MEDIAPART est édité par la Société Editrice de Mediapart (SAS).
Durée de la société : quatre-vingt-dix-neuf ans à compter du 24 octobre 2007.
Actionnaires directs et indirects : Société pour l’Indépendance de Mediapart, Fonds pour une Presse Libre, Association pour le droit de savoir
Rédaction et administration : 127 avenue Ledru-Rollin, 75011 Paris
Courriel : contact@mediapart.fr
Téléphone : + 33 (0) 1 44 68 99 08
Propriétaire, éditeur, imprimeur : Société Editrice de Mediapart
Abonnement : pour toute information, question ou conseil, le service abonnés de Mediapart peut être contacté par courriel à l’adresse : serviceabonnement@mediapart.fr ou par courrier à l'adresse : Service abonnés Mediapart, 11 place Charles de Gaulle 86000 Poitiers. Vous pouvez également adresser vos courriers à Société Editrice de Mediapart, 127 avenue Ledru-Rollin, 75011 Paris.