El duro regreso de Shinichi, ya viudo y con 73 años, a su casa de Fukushima
"La gente con miedo a la radiactividad no va a volver. Si tienes miedo, es insoportable", cuenta este antiguo trabajador en la central epicentro de la catástrofe en 2011. En su pueblo, Futaba, ya está permitida la residencia en el 10% del territorio. El objetivo es llegar a 2.000 habitantes en 2027, pero parece lejos de alcanzarse.
FutabaFutaba, prefectura de Fukushima (Japón). "La gente que tiene miedo a la radiactividad no va a volver", dice Shinichi Kokubun, de 73 años. “Muchos antiguos residentes no quieren ni volver a pisar la prefectura de Fukushima”. Insiste: "Si tienes miedo, es insoportable". El pasado octubre, este septuagenario decidió regresar a Futaba, el pueblo que abandonó con su mujer y sus dos hijos cuando se produjo el accidente de la central nuclear de Fukushima en marzo de 2011. El 31 de agosto de 2022, Futaba permitió la residencia en el 10% de su territorio, pero hasta ese verano, este municipio, en el que se encuentra parte de la central, era el último de los 11 evacuados en 2011 que aún mantenía una prohibición total de residencia en el 96% de su territorio. Desde hace doce años, sus antiguos residentes se reparten entre las localidades de Saitama, a las afueras de Tokio, Iwaki y Kawamata.