Una investigación periodística de infoLibre y El Periódico localiza al confidente encubierto cuyo testimonio envió a la cárcel a los 11 acusados de querer atentar contra el metro de Barcelona en 2008. Falso testigo, traficante de personas, estafador y moroso pendiente de embargo, su nueva identidad, protegida por la justicia española, facilita su impunidad.
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EnEn enero de 2008, el terrorismo recorrió Europa como un fantasma. A mediados de mes, un hombre subió a un tren en París, viajó toda la noche y amaneció en Barcelona, donde catorce inmigrantes fueron detenidos tres días después, acusados de querer atentar contra el metro de la ciudad. El viajero de París, aunque la sentencia afirma que había sido enviado por Al Qaeda, no fue detenido. Cuando reapareció, ya era testigo protegido y tenía un nombre en código: F1. Ahora, el hombre que oficialmente evitó que se repitiera la tragedia del 11-M se revela como un delincuente perfecto. Es uno de los traficantes de personas más buscados de Pakistán, pero ni siquiera puede publicarse su identidad actual.