Gaza, una guerra en la que el mundo se juega su futuro
La defensa de todas las víctimas, en uno y otro país, no implica equidistancia. "Rechazo la simetría. Hay un ocupante y un ocupado", dice Michel Warchawski, defensor de la paz en Israel. Aquí no hay una palabra para designar al padre que pierde un hijo, un "huérfano" pero al revés. En árabe y en hebreo sí: 'thekla' y 'shakoul'. Para evitar que sean habituales, hay que parar esta venganza.
"En Gaza, como en Israel, hay que estar del lado del niño al que apuntan las armas". En un texto con este título, publicado el 11 de octubre, la ensayista Naomi Klein criticaba a un sector de la izquierda por ser incapaz de expresar auténtica piedad por la suerte de los civiles y niños masacrados por Hamás, aduciendo que el arma la blandían los oprimidos y colonizados. En un momento en que las madres gazatíes se ven obligadas a escribir con rotulador los nombres de sus hijos en distintas partes del cuerpo para poder identificarlos si son despedazados por las bombas israelíes, es imperativo estar al lado de las familias y los niños de Gaza.