La ruta central del Mediterráneo ya ha sido bautizada como la más mortífera para los miles de migrantes y refugiados que, cada año, salen de sus países. Las cifras no dejan de ser desoladoras, sobre todo desde la crisis migratoria que comenzó hace tres años. Tan sólo en 2017, fueron más de 3.000 las personas que murieron ahogadas. El destino de estas personas es Europa, pero la puerta de entrada son los países del sur, Italia y Grecia, los dos Estados que han soportado la mayor presión migratoria. Así, Italia registró, entre el 1 de enero y el 6 de junio de este año, la llegada de 61.201 migrantes a sus costas, 1.668 fallecieron en el mar. Pero desde el pasado domingo, las llegadas podrían bloquearse. O, al menos, esa parece la intención del recién formado Ejecutivo italiano.
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