Desde 2014, a través de su filial Hinter, el gigante UBER ha alquilado a miles de conductores « colaboradores» licencias temporales que les permiten trabajar para la compañía. En dos años, este discreto negocio ha reportado a la firma más de 440.000 euros netos. Para el gobierno galo, se trata de « una práctica ilegal ». Aquí nuestras revelaciones.
Los conductores de Uber todavía están muy lejos de darse por satisfechos. Este lunes 16 de enero habían convocado en la Plaza de la Bastilla, en París, una concentración de protesta por las condiciones de trabajo y la remuneración que perciben. Al igual que sucedió en la manifestación de finales de diciembre, cuando bloquearon las inmediaciones de los aeropuertos parisinos, los representantes de varios sindicatos y colectivos de conductores de turismos con conductor (VTC, por sus siglas en francés) piden que la aplicación Uber, que controla el mercado y que utilizan miles de personas para contactar con sus pasajeros, revise las condiciones tarifarias.