En pleno confinamiento, el cónsul de España deja en la calle a sus empleados domésticos

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A principios de abril, el cónsul español en Bayona echó de su palacete a una pareja de ucranianos recién jubilados. Álvaro Alabart Fernández-Cavada y su esposa viajaron en su coche a San Sebastián para recoger a una pareja de filipinos procedentes de Madrid como nuevo servicio doméstico, atravesando la frontera a pesar de las fuertes restricciones.

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La interpretación de las reglas de confinamiento no es la misma para todos. Hay ciudadanos que se ven obligados a trabajar; los que sacrifican el ocio y las relaciones sociales para permanecer confinados; los que se limitan a una hora al aire libre al día para tomar un poco de aire fresco; o los que se saltan algunas reglas para darse un respiro o involucrarse en acciones solidarias. Y luego está el cónsul español en Bayona.