Un atentado contra nuestras libertades fundamentales está en marcha. Sus autores son aquellos que nos gobiernan, todos sentados alrededor de su autor principal, el primer ministro, hasta incluso el responsable de proteger nuestros derechos y libertades, el ministro de Justicia, cuyo silencio no es más que aprobación. Sus cómplices son aquellos que nos representan, derecha e izquierda confundidas, ansiosas, con raras y valientes excepciones, para aprobar este crimen oficial, e incluso agravarlo por su afán legislativo.
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