Turquía, un país sumido en el círculo vicioso de los atentados y la represión

Por

La represión indiscriminada sucede a los atentados con bomba: Turquía se halla sumida en una espiral de venganza que debilita a los defensores del « no » a la guerra, como solución al conflicto kurdo, y aísla un poco más al país en el plano internacional. 

Acceso a los artículos es sólo para suscriptores.

De nuestro corresponsal en Estambul (Turquía).- A mediados de diciembre, dos atentados en ocho días bastaron para enturbiar un poco más el clima político de por sí convulso de Turquía. El sábado 10 de diciembre, la explosión de un coche bomba –colocado junto a un autobús lleno de agentes antidisturbios, en las inmediaciones del estadio del Besiktas de Estambul– y después la acción de un kamikaze en la misma zona provocaron la muerte de 44 personas, 37 de ellos policías, e hirieron a otras 155. El atentado fue reivindicado por el grupo de los Halcones de la Libertad del Kurdistán (TAK), a quien las autoridades turcas consideran próximo al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y al que los rebeldes han recurrido para cometer atentados en el oeste del país.