El presidente turco y su primer ministro han ganado su apuesta: recuperar los votos que perdieron en las elecciones del pasado mes de junio. Su estrategia: una política pirómana y una campaña mediática basada en amordazar a las voces disidentes. Ahora quieren modificar la Constitución con los mismos medios.
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« Hoy ha ganado la democracia », declaró el primer ministro saliente y líder del AKP, Ahmet Davutoglu, tras conocerse los resultados de las elecciones legislativas celebradas este domingo 1 de noviembre. El Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), que ha conseguido 316 escaños de los 550 que integran el Parlamento, ha conseguido una cómoda mayoría absoluta. Sin embargo, la democracia turca ha salido derrotada. Aunque el veredicto de las urnas es indiscutible, las dos campañas electorales recientes que ha vivido Turquía se parecen más a un golpe de Estado civil que a un debate democrático.