En este póker diplomático, el rifirrafe entre rusos y americanos a propósito del caso Snowden esconde algo esencial que nos concierne a todos: la extensión del estado de excepción bajo una apariencia democrática tomando como coartada la Patriot Act o Ley Patriótica, puesta en marcha en Estados Unidos en el otoño de 2001 supuestamente para luchar contra el terrorismo. La batalla para hacer retroceder esta situación se juega aquí, en Internet.
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ContraContra el estado de derecho, el estado de excepción se convierte en la regla aupado por nuestra culpable indiferencia. Una excepción planetaria, sin fronteras y sin límites, que querría imponerse como una norma universal con la fuerza de la evidencia y el refuerzo de la costumbre.