En seis años de guerra, el pueblo sirio ha conocido la mayoría de los crímenes de guerra. Masacres, torturas, bombardeos, armas químicas… Uno de entre ellos permanece aún en el silencio: la violación de niños. En las cárceles del régimen, en los check-points o durante las redadas, hijos e hijas de opositores, jóvenes revolucionarios, se convirtieron en víctimas de abusos en mitad del caos y bajo una impunidad casi total. Investigación publicada en el marco de la operación « Zero Impunity ».
CÉCILE ANDRZEJEWSKI, LEÏLA MIÑANO Y DAHAM ALASAAD
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« ¡Me quitaron la ropa! ». En las calles de su lugar de residencia, cerca de Deraa, al sur de Siria, la niña de 11 años grita, sin ni siquiera percatarse. Como una loca, la pequeña Nora grita palabras entrecortadas, frases sin sentido, repite sin cesar: « ¡Me quitaron la ropa, me quitaron la ropa! ». Al girar la esquina, Fátima se topa con ella. Esta siria de 35 años llevaba horas buscándola, desesperada, desde que escuchó rumores de que su hija, que permanecía detenida, podía haber quedado en libertad junto con otros niños.