Con el 13% de los votos y 80 diputados obtenidos en las elecciones parlamentarias del 7 de junio, el Partido Democrático del Pueblo (HDP) acabó con la ambición del presidente Recep Tayyip Erdogan de establecer una constitución a su medida. Se pone de manifiesto una verdadera fuerza de izquierdas que no puede ser reducida, como de habitud, al calificativo « partido kurdo ».
Corresponsal en Estambul (Turquía). - « Tengo 54 años, no soy kurda, pero soy feminista », precisaba Filiz Kerestecioglu, candidata del HDP por Estambul. El domingo previo a la celebración de las elecciones legislativas del pasado 7 de junio, esta abogada tomaba la palabra en pleno barrio de Cihangir, cuyas calles adyacentes a la plaza Taksim desembocan en el Bósforo. En la plaza se vivía un ambiente festivo. Los niños pintaban árboles (logotipo del HDP), se podían degustar galletas y tomar un té. El vendedor ambulante mostraba su camiseta del Che Guevara. Este ambiente familiar e informal describe muy bien una nueva forma de vivir la política en Turquía, en las antípodas de los mítines multitudinarios del AKP del presidente Erdogan.